Dona a la mexicana: ¿Nuevo modelo económico Post-Covid-19?

7 julio, 2020
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7 julio, 2020 Admin

Estamos conscientes de que después de esta pandemia mundial nada va ser igual y está bien, porque nuestros hábitos de alguna manera nos llevaron a donde estamos.  ¿Por qué? Aquí una sencilla explicación científica:

Fernando Valladares, Científico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España y miembro del consejo editorial de la iniciativa Hope, asegura que la mejor vacuna contra las pandemias es una naturaleza sana ya que “ecosistemas fragmentados y empobrecidos multiplican exponencialmente las probabilidades de zoonosis, que son las enfermedades de origen animal que saltan a humanos como el zika, covid, malaria, ébola, etc., y que  al romper el equilibrio entre las especies, al degradar los ecosistemas quedamos desprotegidos ante numerosos patógenos peligrosos para nosotros”.

Además, el calentamiento global está provocando el derretimiento del suelo helado que cubre el 25% de la superficie de la tierra, mismo que ha sido un congelador natural de virus y bacterias a lo largo de la historia y que, según varios estudios científicos, al derretirse podría liberar nuevamente cepas de enfermedades que atacaron a la humanidad hace cientos de años y para las que tampoco hay vacuna.

Esto sin hablar de la degradación también del tejido social, de las violaciones a los derechos humanos, de la pobreza e injusticia que provocan a su vez mayor delincuencia y violencia en nuestra sociedad.

Así que como humanidad estamos parados en punto de no retorno, donde solo tenemos dos opciones:

  1. Seguir haciendo las cosas como siempre y asumir las consecuencias que esto tendría en nuestra generación y en las siguientes.
  2. Aprovechar la crisis como una oportunidad para transformarnos y reconstruir la economía de una manera diferente.

La ciudad de Ámsterdam ya eligió la segunda opción y el pasado mes de abril anunció que adoptaría un nuevo modelo denominado “Doughnut economy”   o “Economía de la dona” para reconstruir su economía tras la pandemia y lograr su objetivo de ser totalmente circular para el 2050.

El modelo propuesto por la economista Kate Raworth de la Universidad de Oxford, es una manera de analizar el sistema económico para orientar las decisiones y busca calcular la riqueza de las sociedades de una manera innovadora en la que se tenga en cuenta la interconexión del mundo globalizado y se satisfagan las necesidades básicas de todos, pero sin agotar los recursos del planeta.

Además, incluye ideas de biomimética, que estudian los sistemas de la naturaleza para crear tecnologías y estructuras sostenibles.

Su modelo se basa en un concepto muy sencillo: la humanidad debe vivir dentro de una dona.

En el anillo interior se encuentran las necesidades básicas para que podamos llevar una buena vida: salud, alimentos, energía, agua potable, vivienda, educación y el resto de los valores mínimos recogidos en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, como igualdad de género, equidad social o paz y justicia las necesidades básicas para el bienestar: comida, agua potable, vivienda, energía, sanidad, igualdad de género, sueldo de subsistencia y libertad política.

El anillo exterior representa los límites naturales de la tierra y todos aquellos puntos que la comunidad científica ha identificado como una amenaza. Desde la destrucción de la capa de ozono y el calentamiento global hasta la acidificación de los océanos.

La dona es todo lo que está en medio de estos dos límites, teniendo como piso los derechos sociales mínimos para garantizar el bienestar humano y como techo los límites planetarios.  Este espacio es catalogado por la economista Raworth como “el espacio seguro y justo para la humanidad”, donde “el desarrollo económico inclusivo y sustentable” es posible.

Entre ambos anillos está la masa de la dona, lo más rico, lo mejor: el lugar donde se satisfacen las necesidades de la sociedad y al mismo tiempo se protege al planeta.

Aunque es innovadora la forma de presentarlo, los principios del modelo “Donut” no son nuevos y de hecho ya se han impulsado en México desde hace varios años, con conceptos somo:  responsabilidad social empresarial, sustentabilidad, economía circular, valor compartido, empresas b, emprendimiento de impacto, emprendimiento social, el cuarto sector, empresas con propósito, zero waste, el papel de las ONG, economía social de mercado, economía verde, economía solidaria o capitalismo consciente.

Todos han sido esfuerzos con un objetivo común, pero de alguna manera han sido esfuerzos aislados:  hoy más que nunca necesitamos unirlos para impulsar juntos el modelo de reconstrucción de la economía que queremos.

Es un secreto a voces el hecho de que los sistemas económicos puros como el capitalismo o socialismo han demostrado a través de la historia sus fallas y su ineficacia. Pero podemos tomar el modelo de la dona de Ámsterdam como referencia para impulsar en México un tercer camino:

Una economía libre pero justa y sostenible.

Un modelo que además de promover el libre mercado, la innovación y la competitividad, se fundamente también en la colaboración, en la empatía, en las energías limpias y en la responsabilidad compartida.

La realidad a la que estábamos acostumbrados definitivamente ya no será la misma después de esta crisis, pero estoy segura de que la mayoría de los mexicanos queremos que sea mucho mejor, más justa, más humana, más sostenible.

Nos necesitamos unos a otros para lograr grandes y profundos cambios.

¿Qué dicen? ¿Hacemos juntos nuestra propia dona a la mexicana?

Cristel Rábago

Consultora en responsabilidad social y sostenibilidad

Emprendedora @umuntu.proximamente.xyz
Apasionada por las acciones y negocios que transforman el mundo

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